La problemática empresarial que se desprende de los últimos datos ofrecidos por CC.OO con respecto a la siniestralidad laboral pone de manifiesto que la accidentalidad en el trabajo no conlleva únicamente consecuencias en la salud, sino que los bolsillos también se ven gravemente afectados.
Esta cifra que se arrastra durante años, incluye determinadas contingencias profesionales asistidas por el Sistema General de Salud, pero no comprende “la pérdida de expectativas de trabajo y riqueza que conllevan los fallecimientos”, añade Nieto, y continua, “Si también contabilizáramos este coste, el total ascendería a cuatro o cinco puntos del PIB”.
La realidad que se desprende de estos datos lejos de tranquilizar, preocupa a los responsables de seguridad y economía del país, que creen que debe reconducirse la situación. Nieto asegura que con “más valentía del Gobierno, menos presiones de los empresarios” y “unos cientos de millones de euros”, podrían cambiar mucho las cosas.
Concretamente, y como muestra de esta problemática empresarial, el informe realizado por CC.OO muestra que en España, el número de trabajadores muertos en accidentes laborales ascendió a 1.352 en 2006, de los que 375 perdieron la vida yendo o volviendo del puesto de trabajo. Estas cifras nos alejan de la realidad comunitaria y sitúa a nuestro país dos puntos por encima de la media europea que se haya en 4,1 muertes por cada 100.000 habitantes.
Por sectores, el de servicios encabeza la lista de accidentes, con 403,442, en los que resultaron muertos 410 trabajadores (un 2,8 por ciento más que en 2005). En el resto de las actividades los accidentes mortales descendieron: un 3,9% en la industria (195) fallecidos y un 2,9 por ciento menos en la construcción (306 fallecidos).